Claudia Peña Paredes

Estudiante de la Maestría en Antropolgía Social CIESAS- Sureste Línea de Investigación: Espacio, movilidad y territorio

jueves, junio 21, 2007

PARTICIPACIÓN COMUNITARIA Y MÉTODOS ALTERNATIVOS DE TRABAJO


Por mucho tiempo hemos creído que la mejor manera de solucionar los conflictos es exigiendo a los demás que los solucionen por nosotros obteniendo como resultado una gran frustración, no sólo porque dichos conflictos aún persisten sino también porque nadie hizo caso a nuestras peticiones. No obstante, cada vez son más las experiencias de éxito de proyectos alternativos y comunitarios que fueron emprendidos con la intención de superación prescindiendo –en la mayoría de los casos- de las autoridades institucionales, y quizá el mayor de los logros no es éxito en sí, sino la experiencia misma. Es decir, la solidaridad, la organización, o la invención de nuevos procedimientos.
Según Howard Zinn “no puedes ser neutral en un tren en movimiento”, y parafraseándolo un poco, considero que es cierto; que no podemos dejarnos llevar impasibles por la inercia del tren cuando este marcha directo al precipicio, pero tampoco se trata de saltar despavoridos por la ventana, o de frenar el tren sin importar que se descarrile. Me parece que es preciso que recuperemos el mando de la situación para poder cambiar el rumbo y llegar así a buen destino. O dicho de otra forma para no perdernos en las sábanas de la retórica; hoy más que nunca, es necesario que nos interesemos por lo que pasa a nuestro rededor, que nos involucremos y hagamos todo lo posible por mejorar la situación en que vivimos. Pero todo lo que hagamos debe ser desde la más crítica de las posturas, la más abierta y tolerante. Así que debemos prescindir por principio de las imposturas, de las actitudes cerriles que se asumen cuando alguien se casa con sus ideas y las defiende a ultranza. Por lo tanto, si yo no me asumo como un sujeto activo en mi contexto socio-cultural, político-económico y espacio-temporal, yo mismo seré mi propio árbol tirado a la mitad del camino, y al punto habré perdido las dimensiones de la cordura. Por esa razón, aunque pareciese que desde mis palabras, estoy perdiendo el tiempo, en realidad estoy invirtiéndolo en aras de mis planes a futuro. Dado que para poder conocer el contenido de un libro escrito en otro idioma, es preciso dominar primero el idioma, y luego leer el libro, lo mismo se requiere para transformar al mundo, es decir, es preciso entender los procesos de construcción de la realidad y, posteriormente, establecer los mecanismos que harán posible dicha transformación. Lo primero no logra lo segundo, pero sin lo primero, no se logra lo segundo.
Entonces, como consecuencia del clima político y de la efervescencia ideológica del mundo bipolar, las marchas y plantones de obreros y estudiantes en la segunda mitad del siglo XX tenían por consigna llevar “la imaginación al poder”. Y es así que se validaron las teorías sociales sobre la base esperanzada de sociedades totalmente libres y más equitativas, que finalmente, de uno u otro modo fracasaron hasta caer en francas aberraciones -al menos en la mayor parte del mundo- y, de igual forma, la distancia entre igualdad y diversidad se volvió abismal. Todo indica que mientras los países del autoproclamado “primer mundo” siguen entregados al festín de la abundancia sin control, en el resto del planeta la única esperanza vigente es la de “sálvese quien pueda”, realidad que se ha acentuado de manera dramática a efecto de la globalización.
No obstante que aún arrastramos las ruinas del pasado, seguimos siendo nosotros quienes construimos el futuro. O mejor dicho, más allá de solo interpretar el mundo, es preciso transformarlo, pues en este momento de aparente muerte a la utopía social, es justo cuando surge desde los más profundo de los grupos sociales la voluntad de los hombres oprimidos por consolidar el sueño altermundista
Al respecto, tenemos como muestra más fehaciente, el caso que documenta Ingreet Cano y colaboradores que nos presentan su experiencia de restauración ecológica con participación comunitaria. Este estudio interdisciplinaria da cuanta de cómo través de la participación interactiva los integrantes de un grupo social toman parte de un asunto que les interesa mutuamente, pero esto se da de tal modo que toman la iniciativa en el desarrollo de los proyectos. Por su parte, Alma Amalia González quien narra sobre los mercados alternativos que han incorporado valores éticos de solidaridad con los productores y de respeto al medio ambiente como el caso de Comercio con Justicia y la agricultura orgánica. A grosso modo, su investigación asume que el desarrollo sustentable a largo plazo debe basarse en el fortalecimiento de dinámicas territoriales de proximidad local. Las formas de organización de los mercados alternativos son muy diversas pero generalmente las propuestas son elaboradas por grupos de “consumidores conscientes que reconocen el acto de comprar como un medio para expresar sus valores éticos” [González, 2006: 11]. Las asociaciones de estos consumidores tienden a eliminar el papel de los intermediarios, buscan el contacto directo con organizaciones campesinas a fin de absorber los costos de transacción que normalmente recaen sobre los productores.
Bibliografía
Cano Castellanos, Ingreet J. et al. (2006) Recuperar lo nuestro: Una experiencia de restauración ecológica en predios del embalse de Chitacá, localidad de Usme, Bogotá, D.C. Universidad Nacional de Colombia.
González, Alma Amalia (2006) Mercados alternativos locales frente al sistema agroalimentario global. Revista LIDER, No. 15, año 11

domingo, junio 10, 2007

LAS POLÍTICAS AMBIENTALES EN EL CONTEXTO TRASNACIONAL

Los conflictos derivados por las inconsistencias entre la relación hombre-medio ambiente, han llegado a niveles inimaginables, de esta manera, las políticas gubernamentales hoy en día tienen como principal eje de sus discusiones el deterioro ambiental. Sin embargo, los esfuerzos gubernamentales desde siempre han estado guiados por los estándares neoliberales, así el libre mercado y la transnacionalización miran a la “naturaleza” sólo como mercancía, pese a este escenario critico del ambiente existen alternativas generadas por organizaciones no gubernamentales, ambientalista e incluso las propias comunidades quienes trabajan en una serie de programas ambientales cuyo fin es la reapropiación del medio ambiente, como una forma de restablecimiento entre los seres humanos y el medio ambiente.
En este sentido, es que Enrique Leff guía sus discusiones sobre el medio ambiente, reconoce la crisis del medio y al mismo tiempo propone que ante los cambios globales en necesario diseñar un programa de desarrollo sustentable que trabaje bajo la consigna de una racionalidad de la naturaleza y la Cultura. Y es que afirma que la racionalidad económica auspiciada por el capitalismo ha generado enormes desequilibrios entre el mercado y la naturaleza. En sus palabras, […] con la imposición de la racionalidad económica en la vida cultural de los pueblos la naturaleza dejó de ser referente de la simbolización y significación de las prácticas sociales […] para convertirse en la fuente de materias primas que alimentó la acumulación de capital y la lógica mundial. (Leff, 2004, Pág. 352). Por consiguiente, esta conciencia ecodestructiva está cada vez más presente tanto a nivel local como global, por lo tanto Leff asegura que se requiere promover una nueva geopolítica de reapropiación de la naturaleza, donde se recuperen las prácticas tradicionales de las comunidades sobre el medio como el eje principal de trabajo.
Se habla entonces de un restablecimiento entre la diversidad ambiental y cultural, sin embargo la pregunta que nace en esta discusión es ¿si los gobiernos están dispuesto a invertir en prácticas tradicionales de los pueblos indígenas como una forma de comercialización y sobretodo de recuperación ambiental? Y es que los intereses neoliberales de los gobiernos no promueven programas ambientales con una racionalidad ni ambiental y mucho menos cultural. Aunque el autor afirma que la cultura es la principal guía para una racionalidad ambiental, habría que cuestionarse si los gobiernos están dispuestos a invertir en comunidades indígenas que ellos mismo se han encargado de discriminar. Es cierto, que un programa de desarrollo sustentable de cualquier país, deben tomar en consideración no sólo elementos naturales del medio, sino su relación con factores como el cultura, lo cierto es que al menos en el caso de México pensar en una racionalización ambiental y cultural es desde mi punto de vista aún lejana. Sin embargo es importante, destacar la presencia cada vez mayor de organizaciones de resistencia que tienen como objetivo generar programas de desarrollo bajo la perspectiva de la racionalidad, así diseñando programas de autogestión comunitaria.
La propuesta es promover programas de etno-eco-desarrollo, se trata de que la tecnología y las prácticas productivas de cada formación social estén entretejidas con sus formaciones ideologicas, la simbolización de su ambiente, el significad social de los recursos y los referentes naturales (Leff, 2004). Lo anterior, lejos de parecer fatalista, también es un punto complejo, pues los pueblos indígenas también funcionan bajo la lógica del capitalismo, como los lacandones por ejemplo, en este sentido es importante para que esta propuesta se desarrolle generar una conciencia en cada persona sin importar a que etnia pertenezcan, se trata entonces de mover estructuras o de derribarlas en dada caso.
Por otra lado, aparecen las propuestas de alternativas a la discusión anterior, en este tenor Paige West muestra cómo es que se han desarrollado políticas de conservación ambiental en Nueva Guinea, como el caso de la Villa Maimafu, Crater Mountain y cráter Mountain Wildlife Management Area”. Estos enormes proyectos de reservas ecológicas fueron promovidos por intelectuales sociales, activista y organizaciones no gubernamentales, el diseño está fundamentado en una estrecha relación entre naturaleza y cultura. Así, el autor propone que se trata de repensar las relaciones entre el medio ambiente y la sociedad, en términos de una reciente proliferación de la conservación de la biodiversidad. Y es que es en la acción social donde los sujetos sociales reestablecen sus relaciones con la naturaleza, por ello tales programas son manejados como un éxito en Australia, ya que parten de la idea de que las relaciones entre el medio ambiente y la sociedad son un proceso de producción.
Por todo lo anterior, sólo que queda cestionarme lo siguiente: ¿el diseño del Plan Puebla Panama en México, está guiado bajo una racionalidad ambiental y sobretodo cultural?... y de ser así ¿cómo dónde están los sujetos de la acción social?...
Bibliografía
Leff, Enrique (2004) Racionalidad ambiental: la reapropiación social de la naturaleza. México; Siglo XXI.
West, Paige (2006) Conservation is Our Government Now: The Politics of Ecology in Papua New Guinea. Durham and London: Duke University Press.